Monseñor Juan María Uriarte, promotor del cambio a través del emprendimiento social
Desde Bultz-lan lamentamos profundamente la pérdida de Monseñor Juan María Uriarte, obispo emérito de San Sebastián e Ilustre de Bizkaia, quien ha fallecido a la edad de 90 años. Monseñor Uriarte nos ha dejado un legado imborrable como hombre de paz y promotor incansable de un mundo más fructífero y solidario.
Hombre comprometido con la causa social y defensor incansable de los derechos humanos, Monseñor Uriarte dedicó su vida a promover iniciativas como Bultz-lan y otras empresas de carácter social, buscando siempre alcanzar una sociedad más justa y mejor. Su compromiso con el euskera, la cultura, la educación y los medios de comunicación han marcado un hito en nuestro territorio, promoviendo decididamente una Cáritas “de nuevo cuño” y apoyando instituciones como el Instituto Labayru (hoy Labayru Fundazioa) y la emisora diocesana Radio Popular y Bizkaia Irratia.
Más allá de sus esfuerzos en el ámbito social, Monseñor Uriarte nos ha dejado una huella indeleble como formador de personas y acompañante en las distintas etapas de la vida de muchos jóvenes, seminaristas y sacerdotes. Su profunda vocación por el bienestar y la formación integral de las personas se reflejó en su constante apoyo a la renovación de los centros diocesanos de enseñanza y su compromiso con la Escuela Universitaria de Magisterio BAM.
En sus propias palabras, Monseñor Uriarte expresó su profunda convicción en la importancia del diálogo y la construcción de una sociedad vasca reconciliada y en paz. Su legado perdurará en la memoria de quienes tuvieron el privilegio de conocerlo y en la comunidad que tanto amó y sirvió.
“Ser obispo ha sido para mí gozoso y costoso. Muchas veces, gozoso. Bastantes veces costoso. Ayudé a muchos. Hice sufrir a algunos”, expresó Monseñor Uriarte en uno de sus discursos, reflejando su profunda reflexión sobre su labor pastoral.
Además, en el tramo final de su vida, sus razonamientos sobre el futuro definitivo y la perspectiva de la muerte cercana evidenciaron un profundo respeto, pero también una serena aceptación. “Es sano amar la vida. No me avergüenza decir que la perspectiva de la muerte cercana me produce un respeto no exento de todo temor. Pero no siento miedo a la muerte. Bildurra, bai: ikararik ez”, afirmó Uriarte.
En este día de duelo, recordamos y honramos la vida y el legado de Monseñor Juan María Uriarte. Que su memoria inspire a las generaciones futuras a seguir su ejemplo de servicio desinteresado y compromiso con el resto de las personas.
Descansa en paz, Juan Mari.